La humanidad se dirige a un cambio de paradigma en muchos aspectos. Los cambios sociales, políticos y medioambientales son cada vez más visibles. Internet y las redes sociales han provocado que estos cambios sean cada vez más acelerados, da la impresión de que la vida cada día va más de prisa.
Sin embargo, esa velocidad no nos hace más previsivos. Como humanidad seguimos tomando medidas para reparar el impacto de nuestro paso por la Tierra, una vez que las consecuencias son catastróficas.
Tengo la impresión de que estamos haciendo con Internet lo mismo que hemos hecho con la Tierra. Estamos contaminando constantemente la red. En nuestro afán de usar toda la potencialidad que pone a disposición la red, participamos en ella sin responsabilidad alguna; vivimos en constante conexión, aunque en algunos casos nos desconecte de nuestra propia vida; y el anonimato se está convirtiendo en un escudo que nos permite atacar e insultar a quien piensa distinto sin respeto alguno.
Al mismo tiempo estamos dando usos extraordinarios a esta maravillosa oportunidad de estar conectados. Los avances del trabajo freelance que permiten conciliar la vida profesional con la familiar son innegables. La información política, económica, científica, etc. se comparte a una velocidad espectacular.
No creo que debamos regular Internet o las redes, pero sí debemos hacer un trabajo de conciencia acerca de la forma en que nos comportamos cuando estamos conectados. La responsabilidad de cada uno debe ser igual o mayor que cuando estamos en nuestra vida offline. Debemos fomentar un uso responsable y consciente de las redes sociales, puesto que estamos influyendo en otras personas.
Esperamos a tener un hueco gigante en la capa de ozono, a que los polos se comenzaran a descongelar producto del calentamiento global producido por el impacto del hombre. No esperemos que Internet sea un basurero de ideas y de comportamientos nocivos o tóxicos para hacer algo.